"...DÓNDE ENTRO SI ESTOY SOLA ..." * Lo DeMáS sOn PaLaBrAs tAn SoLo PaLaBrAs *

jueves, 5 de mayo de 2011

NO ME DEFRAUDES

(Opcional para escuchar mientras leeis --> http://www.youtube.com/watch?v=HzNFwxsSPwU)


Ana

Estoy sentada en el borde de la silla, con la espalda totalmente despegada del respaldo forrado en seda blanca. Tengo las piernas muy juntas, las rodillas apretadas, y los pies apoyados en el suelo solamente con las puntitas. Mientras Allison, desde el estrado, termina de pronunciar las últimas palabras de su aburrido y ortodoxo discurso, mi cuerpo se va inclinando cada vez más, como el de un atleta segundos antes de oír el disparo de salida. Silencio. Noto mi corazón palpitar desbocadamente, mi pulso en las sienes, mi respiración por toda la cabeza. Aplaudimos con prisas su discursito, más bien por cortesía o protocolo, mientras Allison abre cuidadosamente el pequeño sobre rosa con el nombre de la elegida. Todas estamos expectantes, porque aunque solamente los nombres de tres de nosotras se han barajado entre los favoritos, Allison se ha encargado de ilusionar a toda la fraternidad haciéndolas creer posibles merecedoras de tal reconocimiento. Me estoy asfixiando dentro de mi ceñido vestido azul turquesa, italiano y carísimo. Me sudan las manos. Los segundos pasan a cámara lenta y me obligo a repetir mi nombre mentalmente una y otra vez, como si temiera olvidarlo: ‘Ana DiLaurentis, Ana DiLaurentis, Ana Di…’. DiLaurentis. Este apellido es la gran baza con la que juego. El apellido y la fortuna que viene con él. No se puede decir que yo sea una estudiante ejemplar, ni siquiera una persona moralmente superior al resto. Tampoco destaco en los deportes y, muy a mi pesar, debo reconocer que no estoy entre las chicas más guapas del campus. Pero nadie, absolutamente nadie, puede negar que yo sea la candidata económicamente más dotada y con las influencias familiares menos desdeñables para ser la elegida.

-Y el premio a la Organización Fraternal del Compromiso con la Comunidad es para… ¡Aria Middle! ¡Enhorabuena Aria!- profiere Allison con una enorme sonrisa que debe de dolerle, mientras abre sus brazos en dirección a la pobre Aria, que sube temerosa al estrado, para abrazarla efusivamente.

De pronto el calor se hace insoportable, las manos me empiezan a temblar descontroladas, los aplausos se inyectan en mi cerebro como agujas que no me dejan pensar, toda la sala da vueltas, me desvanezco… noto lejanamente la presión de unas manos agarrándome de los brazos fuertemente… pero todo se ha vuelto ya negro…

Cuando despierto y miro a mi alrededor, enseguida reconozco mi habitación de la fraternidad. Todo está ya en silencio. Alguien me había quitado el vestido y acostado en la cama. Me incorporo para mirar el reloj y saber cuánto tiempo he estado inconsciente cuando de pronto escucho unos ruidos en el cuarto. Al parecer la persona que me había llevado hasta allí, seguía dentro…


Aria

“Mmmm… Yo estaba en el estrado, recogiendo el premio de manos de Allison… Estaba un poco aturdida por la situación… ¡La verdad es que no me esperaba para nada ser la elegida! Fue una sorpresa enorme… Estaba siendo una experiencia inolvidable para mí: sentir el calor de mis compañeras, las palmaditas de ánimo, los calurosos aplausos… Me temblaba todo el cuerpo, me sentía flotando en una nube maravillosa… Yo, Aria Middle, una doña nadie recién llegada a la fraternidad… ¿Qué? ¡Ah sí, sí… Ana…Ella… Se desvaneció sin más. Era la única persona de la sala que no estaba aplaudiéndome, seguramente ya se encontraba mal. Hacía mucho calor y últimamente había ganado algo de peso, a lo mejor el vestido era demasiado ceñido… No sé… No recuerdo ver a nadie sospechoso a su alrededor. Una chica rubia, que ahora no recuerdo como se llama, se ocupó de ella. La cogió por los hombros e intentó reanimarla. Bueno sí, reconozco que me dio un poco de rabia que ella empezara a llamar la atención de esta manera… yo nunca había sido el centro de atención por nada, ¡y me hacía tanta ilusión! Pero Ana era una buena compañera, siempre me trató bien… Quizás porque pensaba que yo no era una rival… No sé… Pero me asusté mucho porque algo malo le hubiera pasado. Por suerte aquello sólo fue un desmayo. La llevaron a su habitación para que descansara. ¿Quién la llevó? Pues no lo sé… Yo me quedé con Allison en el salón de actos hablando con el resto de invitadas. El médico de urgencias no quiso que nadie se acercara a la habitación, dijo que Ana necesitaba descansar… Si… Eso… Necesitaba descansar y la dejamos tranquila. ¿Rumores? Bueno… En una fraternidad de chicas siempre los hay. Yo soy nueva aquí… Todavía no he podido enterarme de todo… Pero si es verdad que se comentaba que seguramente Ana se disgustó mucho al no ser la elegida. Tenía tantas expectativas… Hay chicas que creen que por venir de una familia adinerada se merecen más que las estudiantes que somos becadas… Pero eso no es así. ¿Este papelito? ¡Oh! Nada, mi lista de tareas… ya lo guardo… Bueno… Sí hay algo que yo sé… Allison y Ana se odiaban profundamente, sé que existía mucha rivalidad entre ellas. Claro que creo que Allison deseaba ver muerta a Ana… Pero… ¡Oh, no, por Dios! ¡No creo que Allison tuviera nada que ver! ¿Cuándo? ¿Los gritos? No, se escucharon mucho más tarde… Ya de madrugada… Cuando todas estábamos en nuestras habitaciones durmiendo. Fue horrible… Nunca había escuchado nada parecido… ¡Oh! Creo que jamás lo podré olvidar… Horrible, horrible, horrible… No, no sé quién encontró el cuerpo. La verdad es que me alegro de no haber sido yo. ¿Qué si recuerdo qué? Mmmm… No, la verdad es que no… No hablé con nadie sobre nada extraño y no me crucé con nadie ajeno a la fraternidad, aunque tampoco conozco a todo el mundo. ¡Oh, por favor, encuentren al culpable! No puedo ni imaginar que un asesino sanguinario anda suelto por estos pasillos… Sí, eso sí lo recuerdo bien. Al entregarme el premio, Allison me susurró al oído: espero que estés a la altura de la elección que hemos hecho. No me defraudes, Aria.”


Allison

Llevo veinte minutos esperando a que Aria termine su declaración. Yo soy la siguiente. Intento distraer mi mente pensando en todos los preparativos necesarios para la organización del funeral de Ana. Una muerte en el campus era un asunto bastante escabroso. Todo tiene que ser perfecto, elegante, emotivo. Las flores… blancas, por supuesto. Y todas y cada una de las integrantes de la fraternidad deberán vestir de riguroso luto para la ceremonia. Se leerán cartas de despedida enumerando las múltiples cualidades que DiLaurentis tenía (o no) y se oirán algunos llantos ahogados de fondo. Una enorme foto de Ana presidirá la ceremonia. Será el centro de atención durante un día, un último día, y después la enterrarán en la más absoluta y miserable intimidad y nunca, nunca, nunca más volverá a ser el incordio de persona que había sido hasta entonces! Cuando me quiero dar cuenta tengo los puños apretados y las mandíbulas tensionadas en un gesto que yo misma confundo entre la excitación y la rabia. Había deseado su muerte prácticamente desde el día en que nos conocimos y ahora no sabía si podría soportar que una vez más ella fuera la protagonista indiscutible. Había removido cielo y tierra para evitar que DiLaurentis ganara el tan celebrado premio y había apostado a ciegas por Aria, la novata del primer curso, queriendo evitar así que la popularidad de Ana se disparara por encima de la mía… ¡Y ahora no me quedaba más remedio que convertirla en una mártir! Tengo que cerrar los ojos y obligarme a respirar profundamente. Me recuerdo mentalmente una y otra vez que he hecho lo correcto. Que yo soy fuerte e inteligente y saldré de esta. Si lo manejo bien, el incidente siempre puede atraer a jovencitas ingenuas y morbosas a la fraternidad. Sí… Quizás vivir bajo la sombra de la muerte de DiLaurentis será mucho mejor que sobrevivir luchando para no estar bajo su aplastante amor propio. Con el tiempo las nuevas generaciones la irán olvidando. Se convertirá en una absurda leyenda urbana, como tantas otras. Pero yo, Allison Star, seguiré al frente de la fraternidad, subiendo escalones hasta llegar a lo más alto, al poder absoluto, al máximo reconocimiento dentro del ámbito de… La puerta que hay frente a mí se abre de pronto. Aria me dirige una mirada que no sé cómo interpretar. ¿Me habrá cogido desprevenida, absorta en mis propios pensamientos o será que esa insignificante criatura ahora es capaz de intimidarme? Le devuelvo la mirada, intentando que no se aprecie mi desesperación mientras me pongo de pie lentamente. Ella saca discretamente de su bolsillo derecho un papelito doblado, me lo muestra y yo lo reconozco al instante. Sé que en sus manos tiene la prueba incriminatoria definitiva dónde le pido, de mi puño y letra, que si quiere estar a la altura del premio a la Organización Fraternal del Compromiso con la Comunidad, ponga fin a la popularidad de Ana DiLaurentis. Pero reconozco que jamás la creí capaz de un deselnace cómo este… Aria me sonríe mientras se lleva el papelito a la boca, se lo introduce, lo mastica y se lo traga. ‘Esta mosquita muerta de Aria ha sido una gran adquisición’, me digo mientras entro con paso firme a prestar declaración.