A veces me escucho darte consejos que muy probablemente me hacen más falta a mi que a ti. Escucho mis palabras desesperadas intentando que actúes cómo yo no tengo el valor de hacerlo. Y hablo y hablo y hablo... y pretendo que no cometas mis mismos errores, pretendo paliar mis miedos a traves de tus acciones. Y sé que no puedo, y esa impotencia me da más miedo todavía. Sé que eres libre y aunque me escuches vas a equivocarte, como he hecho yo. Y a veces también me pregunto si la equivocada no seré yo, y tu simplemente intentas hacerme ver que ya no hay porque tener miedo al fracaso, que piensas seguir adelante y conseguirlo.

Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y tres y cuatro... Y en ocasiones me parece como si esta situación ya la hubiera vivido antes, ya la hubiéramos vivido. Y es que el destino parece habernosla jugado otra vez con la misma estrategia y nosotros, aún con cartas distintas, le seguimos el juego y caemos en la trampa.

Escúchame... no me ignores... Esta partida ya la perdimos una vez...

Ahora me escucho diciendo las mismas cosas que te dije, repitiendo una y otra vez por si aún pudiera surgir algún efecto. Barajo mis cartas y las tuyas y las vuelvo a repartir.

Tu turno... yo ya no teno más ases en la manga.